El reloj de la cocina marcaba las diez y media cuando salí de la ducha. No podía evitar sonreir cuando miraba el reloj con forma de gato que Kyle me había regalado. Era precioso y dulce, muy dulce y tierno. Sin duda la mejor forma de contar cada segundo de mi vida.
Saqué la bandeja mas grande que tenía y empecé a preparar los brownies que a él tanto le gustaban. Mientras se hacían en el horno, exprimí unas cuantas naranjas y las convertí en la bebida, que según él, era la mejor para empezar el día. ¡Nada como un zumo de naranja 100% natural! decía. Preparé una mesa repleta de todo tipo de dulces, desde croissants hasta ensaimadas. No olvidé los buñuelos, ni tampoco las tortitas.Los brownies empezaban a desprender su embriagador aroma. Saqué los platos que tenía reservados para las ocasiones especiales y coloqué la mesa detalladamente, sin olvidar el jarrón de rosas rojas.
Empecé a lavar las bandejas que había usado cuando alguien agarró mi cintura por atrás y besó mi cuello con ternura.
-¿Qué celebramos?-preguntó susurrandome al oido.
-Que tú conviertes cada día en el mejor de mi vida, por ejemplo.
Me giré, sonreí y lo miré a los ojos. Giró la cara y sonrió seductoramente. Era uno de esos gestos suyos que hacían palpitar mi pequeña bomba sanguínea. Sus ojos brillaban, tal vez era emoción o el hambre que sentía.
-¿Que te parece si te sientas y te sirvo tu dosis de energía?
-Mejor te ayudo a poner la mesa, no quiero desyunar solo.
Asentí. Sabía que no conseguiría nada llevandole la contraria. Mientras yo preparé los últimos detalles, él jugaba con mi pelo y lanzaba suspiros en mi oído.
-¿Así es como pretendías poner la mesa?
-No. Así es como pretendo quererte hoy más que ayer,
Me levantó dandome una vuelta, haciéndome sentir una de esas princesas que viven en su burbuja rosa. Sonreí y le besé con toda la fuerza que tenía en el cuerpo.
Nos sentamos. Verlo disfrutar del desayuno era uno de esos placeres cotidianos que a mi tanto me gustaba disfrutar.
-¿Pretendes hacerme engordar?-pregunté mirando el croissant que él acercaba a mis labios.
-No estás comiendo nada, ya te dije que no me gusta comer solo.
Cogí una ensaimada y le pegué un mordisco. Sonreí y lo miré.
-¿Contento?
-Feliz.
Disfrutamos del desyuno bromeando y riendo, como siempre. Me gustaba verlo reir y hablar con tanta energia y naturalidad. Era la persona más autentica y original que había conocido jamás.
With all my love! xx
Muy buena entrada pequeña, eres lo mejor <3
ResponderEliminarjajajaja! Hombre, hay algunas cosas un poco cursis... jajajaja!! pero bueno... está muy bien :D joooobar alguien está muy contenta se puede palpar por lo que escribes! =P
ResponderEliminarun besito!
Una entrada tan dulce como tu blog. Un blog que encontré por casualidad y que desde hoy mismo sigo. Encantada de haberte encontrado. :)♥
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