sábado, 29 de enero de 2011

Siempre hay alguien que ocupa tu lugar.


Tom caminaba en silencio y Jerry le seguía mientras cambiaba la canción de su ipod. No era el mejor dando conversaciones pero la música si era su mejor cualidad. Jerry la llevaba en la sangre. Su padre había formado una de las mejores bandas de rock de los 80. Él, siguiendo los pasos de su padre, tocaba la guitarra eléctrica, el piano y además, era vocalista principal. En cambio, Tom, era uno de los mejores dibujando comics manga y ánime. Era capaz de diseñar un cómic en menos de una hora. Lástima que por ello lo consideraran el friki de la clase. 
Tom y Jerry caminaban adentrándose, a cada paso más, en el territorio en el que más odiaban estar, el instituto. Acudían al Hawarthone School, Canadá. No encajaban en su clase, ni en su instituto, para ser francos. Kellan y Rob, sus dos peores enemigos pasaban el día gastándoles bromas que Tom no podía soportar. Siempre se había sabido que Jerry era el más valiente de los dos. 
-Hola, Jerry. Hola Tom-los saludó Amanda.
-Hola-contestaron al unísono.
Tom estaba enamorado de Amanda desde la guarderia. Su pelo dorado y sus ojos cristalinos cautivaban toda su atención cada vez que la tenía delante. Jerry se daba cuenta de cuando molestaba y ahora, molestaba. 
-Eh, Amanda...Te veo luego.
-¿Por qué se va?-preguntó.
-Ni idea-contestó Tom haciéndose el tonto.
Amanda lo miró dudando. 
-¿Le pasa algo conmigo?-preguntó.
-Eh no...-contestó Tom sonriendo- Pero Amanda yo queria decirte que...
-¡Tengo que hablar con él!-exclamó sin dejarlo terminar.
Amanda corría detrás de Jerry, pero él se mezclaba con la multititud. Lo perdió de vista un segundo y Tom, que los observaba, también los perdió de vista. Amanda buscó por todos los pasillos donde imaginaba encontrarlo. El instituto estaba lleno de gente nueva por el comienzo del nuevo año y era imposible reconocer a la gente. Al fin divisó a Jerry al fondo del pasillo.
Jerry guardaba la mochila en su taquilla. Agarró un viejo cuaderno de canciones y tarareó una canción.
- I did not know there was this, this feeling comes over me. You make better when we're together, but something about me.
-Suena bien.
Jerry cerró la taquilla de un golpe. 
-Me has asustado. ¿Desde cuando estás aquí?
-Lo suficiente para escuchar tu canción-miro hacia abajo-No sabía que estabas enamorado...
-No, eh, yo...
No supo que decir. Ella era su mejor amiga no podía mentirle. La miro y se limitó a sonreír. Amanda lo observaba detenidamente en silencio. Jerry era increíblemente guapo. Pelo semi-largo, ojos azules, alto, fuerte, con estilo, inteligente... Esa era la razón de que no encajase. A él no le interesaba beber, tener sexo, y pasarse toda la vida jugando al rugby. Es por eso por lo que Kellan y Rob no lo quieren cerca, lo consideran una amenaza para su trono de popularidad. Sabían que Jerry podía hacerlo caer con solo un chasquido.
-Da igual, Jerry. No tienes que darme explicaciones...-contestó con desgana mientras caminaba.
Jerry la agarró del brazo.
-Espera Amanda...
Fue incapaz de continuar la frase. Amanda hizo un gesto y soltó su brazo.
-¿Si?
-¿Que querías decirme? Digo.. me buscabas y...
-Quería saber si te pasaba algo conmigo. Antes te fuiste, parecía que me evitabas.
Jerry la miró a los ojos. Vio el brillo que desprendían. Sabía que la conversación empeoraría, solo estaba esperando el momento.
-No te evitaba. No puedo explicártelo pero no era esa mi intención.
Amanda se acercó más a él. Le apartó el flequillo para ver sus ojos y lo abrazó en silencio.
-Me alegro, Jerry. Por que yo quería decirte esto...
Jerry la miraba sin comprenderla. Amanda se inclinó y besó su mejilla. Avanzó lentamente hacia abajo y cuando estaba a tan solo un suspiro de sus labios lo pronuncio.
-Te quiero-dijo sonriendo.
Jerry no pudo evitarlo. La besó. Agarró su cabeza entre sus manos y la besó con ganas. Sus labios eran lo único que le interesaba en ese instante.
Tom giró la esquina. Buscó a Amanda y a Jerry. No los veía.
-Eh tío, ¿has visto a Amanda y a Jerry?- le preguntó a Kellan.
-¿ Tío? ¿Desde cuando tienes derecho para llamarnos así?-preguntó divertido.
-¿Los has visto?
-Eh...si. Yo que tú no iría a buscarlos. Puedes interrumpir algo-chocó el puño de Rob y rió-Están en el pasillo antes de llegar a la cafetería. Corrió hacia el lugar y cuando llegó se arrepintió de haber ido. Kellan tenía razón. Él no quería ver eso. Jerry jugaba con el pelo de Amanda y le susurraba cosas al oído, mientras, él había estado intentando abrirle su corazón a Amanda. No era justo, Jerry lo sabía y no le importó. Tom giró y se dispuso a irse, con la cabeza baja, como un perdedor.




Bueno, pues esta es otra de las historias que tengo para contaros :) Espero que os guste y que pongáis vuestra opinión como siempre aquí, o en mi formspring. Además subiré nuevas fotos a mi flickr !
Si os gusta puntuad, os quiero.


Xoxo, Antía Cheshire.

jueves, 27 de enero de 2011

Soy Sella Wodhen, y no sé lo que significa ser feliz.



El agua resbalaba por mi piel lentamente. Refrescaba cada poro y me hacía estremecer con su contacto. La lluvia borraba de mi mente todas esas estúpidas voces. Estaba escuchando a mi madre pensar que hacerme para desayunar. Supuestamente era una sorpresa pero para mi las sorpresas solo son planes que no salen como se piensa. Creo que no entenderéis muy bien mi capacidad de leer mentes si no os lo explico todo desde el principio, así que, allá va mi historia.
Todo comenzó hace un año. Yo y mi chico tuvimos un accidente de moto en el que él murió. Yo me salvé pero desde ese momento soy capaz de oír lo que piensan todas las personas que me rodean. Al principio creí que era un don. Era estupendo no necesitar estudiar para sacar un diez en el exámen. Pero solo me engañaba a mi misma. Esto no es un don, es una maldición. Nadie sabe lo que és escuchar todo. Saber siempre que piensan los demás de ti. Odio tener que finjir sorpresa cuando mis amigos me hacen una fiesta, de la que yo no debería saber nada, por mi cumpleaños. Y también odio enterarme de que mis novios me ponen los cuernos por sus pensamientos morbosos. Pero eso no es lo peor, solo es el principio. Me basta tocar el folio del exámen para saber todas las respuestas, pero hecho de menos no maldecir los exámenes sorpresa. Sé todos los secretos de todo el mundo, pero no me hace ilusión meterme en la vida de los demás y hurgar en sus sentimientos. Se que van a decir y en que momento lo dirán, pero aunque tengo tiempo para pensar la mejor respuesta, prefiero hacerme la tonta. Se que me regalaran en navidades y en mi cumpleaños, pero ya no tengo ilusión porque lleguen esas fechas...Al fin y al cabo, para mi son dias normales.
Puedo saberlo todo, en todos los momentos...Pero siento que me explota el cerebro cuando salgo a la calle. Uso cascos más grandes que mi propia cabeza y aún asi sigo oyendolo todo. Evito salir lo menos posible. No voy a fiestas, ni a quedadas, no salgo a estudiar a la biblioteca y ni se me ocurriría ir a la piscina o a la playa. ¿Y quereis saber por qué? Pues porque siento que estoy muriendo cuando estoy rodeada de mucha gente, el dolor de cabeza que llena mi mente no se pasa con un ibuprofeno o una aspirina. Permanece ahí, aumentando progresivamente. Ya no tengo ilusión por ir al instituto, ni por salir con chicos. Todo encanto de una relación es la confianza y no saber que piensa el otro, pero yo...se que piensa, que quiere hacer, y que hace conmigo sin que yo lo sepa.
Sin duda alguna...si pudiera elegir ser algo en este mismo instante, elegiría ser feliz.
Pero creo que nunca sentiré esa sensación, HAPINESS.


Espero que os guste, la verdad es que he pensado presentarme a un concurso literario en mi instituto y pensaba utilizar este relato.
Opiniones, criticas, consejos aquí o en esta entrada :)
Locuras fotográficas haz click aqui.
Gracias a los seguidores y a los lectores, os quiero.

Xoxo, Antía Cheshire.

miércoles, 26 de enero de 2011

Primer Premio.


¡Hola! :)
Hoy no voy a actualizar con relato, pero mañana volveré con una nueva historia que contaros. Hoy quería agradecer a mi Petite Amelie por la pedazo sorpresa que me ha dado. No sé como agradecerte esto. Es el mejor regalo que he recibido en mucho y tiempo, gracias, ¡ muchísimas gracias! Estas cosas son las que te suben el ánimo. Las que te hacen seguir. Eres lo mejor chica, y no por que me hayas dado el premio, si no porque has sido super simpática, super amable y super cariñosa conmigo. Y eso es el mejor premio.

Y ahora las 7 cosas que no sabéis de mí.

1. Adoro el verano pero me vuelvo loca cuando veo nevar.
2. Me encanta leer libros de Alyson Noël y de Lauren Myracle.
3. Me gusta el olor a gasolina.
4. Me gusta dormir con camisetas largas y anchas.
5. Me gusta cantar y bailar, pero lo hago de pena.
6. Soy la mayor fan de Ian Somerlhader y Ashton Kutcher.
7. Me hacen feliz vuestros comentarios, aqui y en el formspring.

Vuelvo a repetir, ¡MIL GRACIAS PARA MI PETITE AMELIE! :)
Gracias a mis 23 seguidores y a los que comentáis cada día. (L)

Mil besos de esquimal para ti, petite.
Os quiere, Antía Cheshire.

lunes, 24 de enero de 2011

Nada es eterno, nada es para siempre.

Sentada junto a la ventana esperaba que Kelly le hiciese su visita semanal. Cuando estaban juntas el tiempo les pasaba volando. Echaba de menos cuando pasaban horas y horas hablando y riendo. Habían sido amigas desde primero de bach. Con sus más y sus menos habían sido capaces de salir de mil aventuras que, sin duda, nunca olvidarían. Ahora solo la visitaba Kelly, pues es con la que más habla, las demas están demasiado ocupadas con su vida y sus grandes egocentrismos como para ver la realidad y a los que las rodean. Emily, Brunette, Helen, Kelly y ella eran las mejores amigas que hayan existido en la historia de la amistad. Cuando tenía dieciocho años un ataque de rebeldia las llevó a cometer errores y a tomar decisiones que las hicieron subir a lo más alto. Se convirtieron en las famosísimas Fluorescent Girls. Recorrieron los Estados Unidos de gira con sus mánagers. Disfrutaban los conciertos y daban todo encima del escenario. Adoraban ver a sus fans gritar sus nombres y tirarles calzoncillos, y otros objetos personales, y recibir las cartas de sus admiradores secretos. Pero su época de conciertos en Las Vegas, Miami, New York y Los Ángeles se había esfumado cuando Helen decidió dejar el grupo. No fue algo fácil de asimilar, Brunette la echaba de menos y les faltaba una de las vocalistas principales. Eso acabó con las Fluorescent y con sus masas de fans, que disminuyeron cuando empezaron a quedar en el recuerdo.
Se levantó de su butaca y miró por el balcón. No veía ni rastro de Kelly y empezaba a enloquecer. Preparó café, se cepilló los dientes (otra vez), se cambió de pantalones y cambió su lacito por una orquilla. El timbre sonó y su cara cambió radicalmente.

-¿Si?-preguntó por el telefonillo aunque la cámara le revelaba que era Kelly.
-Ábre, no me hagas gastar saliva.
Abrió la puerta dando gritos internos y esperó a su amiga en el rellano. Cuando la vio, la abrazó rápidamente y la besuqueó sin darle tiempo a que la saludase.
-Vaya, si que te alegras de verme-rió.
-¡No sabes lo que estaba esperando este momento!-gritó entusiasmada, cogiéndole la mano.
-Pues no, no lo sé. Pero podrías contarmelo y dejarme respirar.

Meneó la cabeza y entró seguida de ella. La miró sonriente y le sirvió una taza de café, con más café que leche, como a ella le gustaba.

-¿Sabes que encontré el otro dia, Kelly?
-No soy adivina, ¿que tal si pruebas a darme una pista?

Le tendió una foto y esperó su reacción sonriente, pero no fue la que esperaba.

-¿Que es esto? ¿Donde lo encontraste?
-Bueno...estaba en mi baúl, pensé que te gustaría tener una copia.
-Pues la verdad, no. Mira Rachel, sé que tu sigues empeñada en recordar el pasado. Pero creeme cuando te digo que no hay nada que recordar-miró la foto-Ya no volveremos a ser las que éramos, y si intentas vivir de tus recuerdos está bien...pero no cuentes conmigo para ello.-le devolvió la foto y miró hacia la ventana.
-No te entiendo...fueron buenos tiempos, ¿no? ¡Dime que lo fueron! ¿Yo también soy tu pasado? ¡Contesta!

Kelly se levantó y caminó hacia la puerta lentamente, su mente le decía que corriese pero su corazón le pedía a gritos que volviese y agarrase la maldita foto. Pero como el corazón es ciego, hizo caso a su mente. Puso su mano en el pomo de la puerta y antes de cerrarla. pronunció la respuesta que Rachel esperaba en silencio.

-Tu también eres mi pasado. Por la única razón por la que vengo es porque tú me recuerdas cuando era feliz pero...No eres parte de mi presente, ni tampoco de mi futuro.

Cerró la puerta. Rachel sintió un latigazo en el corazón. Aquellas palabras le habían hecho más daño que cualquier golpe que pudiese recibir. Solo se acurrucó en su butaca, agarrada a la foto, en silencio y con unas lágrimas que se resistían a seguir encerradas.


Espero que os haya gustado :) 
Podeis dejarme vuestros comentarios, críticas, opiniones o consejos aquí, en mi tuenti (Antía Cheshire) o en mi formspring :)

miércoles, 19 de enero de 2011

Ella llena mis días, alumbra mis noches y cura mis más profundas heridas.


Querida Yun-Sun:

Sigo soñando contigo. Con tus ojos verdes, con tu pelo largo y oscuro, con la forma en la que mis dedos recorrian tu cuerpo. Sigo pensando en los besos que no te di, en las caricias que quedaron por dar, en las noches de pasión que te debo y en los momentos que aún tenemos que pasar juntos. ¿Te acuerdas lo que nos costó dar el primer paso? Te cogí de la mano, te la acaricié y te dije: tranquila, todo va a salir bien. Fue algo mágico. Me perdí en el mar de tu cuerpo y caí en la droga de tus besos. 
Sigo echando de menos no poder enroscar mi dedo en tu melena. Sé que no te gusta que lo haga pero no puedo evitar adorar la manera en la que te molestas. Cierras los ojos y te das la vuelta de una manera infantil y llena de alegría que me recuerda que estoy contigo. Tu risa, contagiosa y jovial, es mi mayor adicción. Moriria una y otra vez por verte sonreir, por verte llorar de alegria, por sentir que estás pasando uno de los mejores momentos de tu vida. Y es que no puedo dejar de pensar que eres la mujer de mi vida. La que consigue hacerme soñar, reír, llorar...y todo de alegría. Tu me matas y me revives con tus besos y tus caricias. Sabes que nada me gustaria más que morir abrazado a ti. Y también sabes que eres la única que me hace querer ser mejor persona día a día.
¿Por qué el destino es así de cruel? Tengo salud, dinero, amigos, familia, trabajo, una casa espectacular, un cochazo y podría tener a la mujer que quisiese pero, en cambio, no te tengo a ti. Y si me faltas tú, me falta lo más importante. Me faltan las ganas de vivir, me faltan razones para despertarme cada día, me falta el aire que respiro, me falta una pieza que consigue romper todo mi puzzle. Por que yo no necesito dinero, ni salud. Solo te necesito a ti. Tu me enseñas que hay cosas que no se pueden comprar. Tu me ayudas a comprender que si tienes salud y no tienes con quien compartirla, no vale nada. Y puede que teniendote a ti y no teniendo salud tampoco pueda estar contigo pero me queda lo más importante...tu recuerdo. 
¿Te acuerdas aquella vez que puse un micrófono en tu espejo? Siempre que te acercabas a él decía: Eres hermosa. Tu te reias y contestabas cosas sin saber que yo las escuchaba. Y aquel espejo tenía razon, eres hermosa. Como las flores, delicada, bonita, sensible y hueles bien. Lo tienes todo. Tienes las mejores cualidades que puedan existir. Y seguiré inventando más. ¿Recuerdas que significaba Heliocaduvelio? Hermosa, Elegante, Legal, Inteligente, Original, Cariñosa, Autentica, Decente, Única, Valiente, Especial, Leal, Irresistible, Orgullosa. Y así eres tu, una buena persona, que sabe lo que quiere, lo que debe hacer en cada momento. Sabes tomar las mejores decisiones sin llevarlas demasiado lejos. Eres fantástica.
Y quiero que sepas que seguiré esperando a ir a verte. Por que aun tenemos muchos ratos y pasiones por vivir. Nos daremos chapuzones en el río, comeremos uvas moradas -como tu las llamas- haremos el amor entre sábanas de seda, y veremos esa película que tanto te gusta.

Falta poco mi amor, estaremos 300 días juntos. Días de amor, de risa, de alegría y de pasión, por que ya sabes, que adoro ser tuyo.
Con amor, Louis.

Mis Fotos

viernes, 14 de enero de 2011

No hace falta que me digas tu nombre, pero ¿como voy a llamarte si no lo se?

Las cinco y media de la mañana. No había conseguido pegar ojo desde que la había visto. Esa tarde llovía realmente fuerte. Había corrido calle abajo con su débil paraguas que se movía de un lado a otro, como si fuese un juguete que el viento manejaba a su antojo, y su abrigo empapado. El semáforo estaba en rojo y él solo prestaba atención a su reloj plateado que le indicaba que llegaba tarde. Luz verde, una sonrisa esperanzadora surcó su rostro iluminándolo con una fuerte intensidad, quien lo hubiera visto podía haber pensado que alguna imaginación estaba surcando su mente y no era precisamente una buena. Seguía corriendo calle abajo con la rapidez que sus encharcados zapatos le permitían. Miraba con tanto empeño su reloj que no prestaba atención a la carretera ni a la acera por la que corría. Giró la esquina con agilidad esperando que aún estuviese ahí pero ni rastro de su socio. Desilusionado, giró con rapidez chocando con una alta y exuberante mujer.

-¿Esta usted bien?-preguntó.
Ella no se molestó en contestar. Esbozó una sonrisa de superioridad y se levantó rechazando el apretón de manos que le ofrecía como disculpa.
-Ten más cuidado la próxima vez-lo miró con desdén y siguió caminando.
Ethan la miró irse. Nunca había conocido a una persona tan soberbia y altanera.
-Te has roto el paraguas.
Ethan giró. Detrás suya había un ángel, apenas tendría unos veinte recién cumplidos. Su pelo cobrizo caía por sus delicados hombros. Su tez blanquecina la hacía parecer una escultura, la mejor de todas. Sus curvas se habían grabado en su cabeza, y sus ojos habían traspasado su alma, alojándose en su corazón.
-¿No vas a contestarme?-preguntó riendo.
-El paraguas estaba ya casi roto.
¿Por que había dicho eso? Había quedado como un insensible y como un borde. Intentó rectificar pero no encontraba las palabras exactas con sus profundos ojos clavados en él.
-Quiero decir, compraré otro...-esbozó una sonrisa.
-Veo que ya conoces a Ellen.
-¿A quién?
Señaló una foto que estaba pegada a la pared. Era un cartel bastante llamativo con la foto de la chica que había tropezado con él.
-¿Ella es Ellen?
-Sí. Ellen Rose, futura estrella de cine-dijo divertida.
-Pues es una borde. Por cierto...soy Ethan, ¿y tu eres?-se puso de pie y le tendió la mano.
La chica se agachó y cogió algo del suelo.
-La Chica de la Lluvia-le tendió un sobre rojizo-Y creo que esto es tuyo.

Ethan la miraba hipnotizado. Había caído en el amor sin apenas conocerla. Pero había bastado una de sus miradas para que él supiese que podía hacerla feliz. Más que feliz. Sabía que no podría olvidarle, que a partir de ahora esto solo aumentaría descontroladamente. Ya no volvería a ser el mismo. La Chica de la Lluvia se había clavado en él de una forma sobrenatural.

-¿Qué nombre es ese?-preguntó él.
-El que necesitas saber-respondió marchándose.
-¿Entonces solo te veré cuando llueva o como va esto?-gritó con la esperanza de que lo escuchase pero ya era tarde, ella ya no estaba y él empezaba a agonizar.


(+Cuando llueva, me acordaré de ti. -¿Solo cuando llueva? +Sí. Por que desde que llegaste a mi vida llueve todos los días, evitando la sequía de mi corazón.)

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